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jácaras reales

Parker 24

Parker 24

El concierto lo dio Charlie Parker el 24 de diciembre de 1949. Carnegie Hall, Nueva York. A Parker le acompañaba Red Rodney en la trompeta. Albino Red, en uno de los pocos momentos de reír de la película de Clint Eastwood sobre Bird. El pianista era Al Haig. Aéreo siempre. El contrabajo lo tocó Tommy Potter, con la palabra solidez grabada en la yema de sus dedos. Y a la batería, alguien que todavía hoy aporrea maravillosamente con las baquetas. Roy Haynes. Y el concierto lo conformaron Ornithology, Cheryl, Ko-ko, Bird of Paradise y Now’s the time. Algo así como el ABC del be bop. Fue uno de los primeros conciertos de jazz que escuché en su tiempo.

 

Aunque ya me hubiera gustado estar allí. Lo puso el Cifu una nochebuena en la radio. Eso lo dice mucho el Cifu, lo de poder manejar la máquina para viajar en el tiempo. Noche mágica al fin y al cabo. Supongamos. Ahí los veo, ya salen. Quizá Parker llegó otra vez por los pelos. Quizá otro saxo de empeño. Por qué Nueva York va a ser menos. A Haynes lo veo un poco timorato. Será la audiencia. Este Carnegie Hall impone, piensa Roy, vaya debut, amigo. Y fíjate, qué ovación. Tommy Potter le aconseja. Veo que a Red Rodney también le deslumbran las candilejas. Al Haig lo ve todo y se sonríe con Potter. Charlie Parker se sonríe de todo y con todos. El saxo parece de confianza. Ya se da la vuelta. Esto comienza. 

 

Red Rodney me parece Dios, si no fuera porque es Dios el que está a su lado. Rodney acaba contagiado de divinidad. Haig es de mis favoritos. También es blanco. Como acompañante es perfecto, pero a trío siendo el líder resulta espectacular. Tommy Potter es junto a Curley Russell el bopper del bajo. Y Haynes puede presumir de haber empezado casi su carrera al lado del pájaro de corral. Sí, creo que sí, ya se les ve a todos investidos con el entusiasmo.

 

Y sí, me gusta el homenaje del pájaro al How high the moon. Me gusta cómo le da la vuelta a la tortilla y la convierte en un estudio de Ornitología. Grande, hermano. Ese Ko-ko, repítelo, gritan desde el gallinero. Otra vez, hermano. Me gustaría que el Carnegie se llene de hermanos negros para escucharte. Ahora es el momento, dale fuerte, hermano, vuela, Bird of paradise, vuela. Y llévanos a tu lado. No nos dejes caer en la tentación, no nos dejes volver.

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