Fuera de la ley
Le decía a alguien estos días pasados que estos días pasados estaba escuchando los discos de George Harrison cuando los tiempos de George Harrison en los Beatles eran sólo un glorioso recuerdo. El nombre del primer disco de George Harrison, suelto del yugo de los antiguos Beatles, tiene algo de cierto, pero algo de cierto que casi siempre nos negamos a aceptar. Porque es cierto que All things must pass, pero eso es lo jodido, que no todas las cosas queremos que pasen, así sin más, porque a lo mejor es ley de vida que sea así, pero hay algo dentro de mí que dice que no y no lo quiere aceptar. Pasar página, en definitiva, cosa a la que nos negamos a menudo, igual que no querer pasar de página cuando, como ahora, leo a Julio, que no quiero traspasar de página esas Deshoras por temor a que el hechizo de Cortázar se termine, porque pasar de página a cada página de Cortázar engendra cierta sensación de herejía.
Será ley de vida, pero yo me resisto aún a que algunas cosas pasen a un olvido forzoso, o se pierdan en la memoria o mueran. Mel Torme está cantando con fondo de violines Something to live for, a la que me aferró como un poseso en estos días pasados. La culpa la tienen Duke Ellington y Billy Strayhorn por habérsela inventado. Otros dos hijos de puta.
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