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jácaras reales

Along came Betty

Along came Betty

Si nos ponemos precisos, en el sentido estricto de la palabra buena señora que canta jazz, aún no he nombrado a Betty Carter. Betty Carter no es que sea algo rayano en el jazz-no jazz como Nina Simone. A Nina Simone la nombro porque me recuerda a Betty Carter si pienso en ella. Betty Carter es jazz. Pero no es ésa la cosa. Betty Carter, digo, es tan tremenda, tan buena hembra, tan rotunda vocalista de jazz, que no me perdono haberme dejado de lado el instrumento que esta mujer tiene por cuerdas vocales. Ahora hay algo parecido con Cassandra Wilson, pero Betty Carter era otra cosa. Quizá también por ir tan a su bola y no seguir ninguna moda, o no ser una mujer atractiva o haber montado pocos escándalos, que de todo habrá y seguro que los armó. A Betty Carter, cuando se murió, no creo que hubiera mucha gente que le hiciera justicia. No será atractiva pero a mí Betty Carter me despierta las cosas que aquí se definen tan bien.

La buena señora se pateó mil clubes, ejerció de Pannonica para decenas de jóvenes músicos que empezaron con ella y grabó. Grabó mucho. Y si alguien me pregunta qué es una cantante de jazz le diré que se escuche cualquier disco en el que suene la voz de esta buena mujer. Porque lo que hace esa buena señora es jazz. Por favor. Y luego hablamos.

1 comentario

Olvido -

Cuando hablé de la Carter, dejaste el siguiente comentario:

"Qué buena que era Betty Carter, qué grande fue la jodía.

Besos en scat."

Pues eso, que besos en scat