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jácaras reales

Ozu

Ozu

La tragedia en la vida empieza con el vínculo de padres e hijos.

El hijo único, Yasujiro Ozu, 1936

Hace casi 5 años, en mayo de 2003, se presentó la oportunidad de comprobar si uno tenía dos dedos de frente. En la Filmoteca programaban un ciclo de Yasujiro Ozu, japonés del que había visto por televisión su obra maestra de los Cuentos de Tokio. Como no quería llevar el estigma, me apunté y me pegué mis buenas sesiones en la Filmoteca. Quería ver más y ésa era la ocasión.

Sin habernos dicho nada, coincidí con Enrique en el comienzo del ciclo, el cual de esa manera hacía honor al que es título de su blog. Allí vimos desde sus primeras mudas hasta sus últimas en color. Y alguna espectadora bostezó. No me vi todas. Pero después cuando pasaron los años, afortunadamente surgieron otras vías para ver más a Ozu. Incluso ha sido reeditado en DVD. Me vi pues Buenos días, que o no estaba en el ciclo de la Filmoteca o se me pasó, Flores de equinoccio o El hijo único, que me la acabo de ver hoy.

A lo mejor Ozu me cae tan bien por una cosa: cuando acabo de ver una película suya me quedo con la sensación de haber visto una obra maestra. Debe de ser eso o que Ozu me hace sentir muy cómodo cuando veo una de sus películas. Ozu plantea, desarrolla y desenlaza. Bendita y sencilla perfección.

"La tragedia en la vida empieza con el vínculo de padres e hijos". Cuando lees esta soberana sentencia antes de que comience la historia de El hijo único, sabes que te vas a encontrar con algo que será cualquier cosa menos aburrida.

1 comentario

Esther -

Me encanta Ozu. Vi algunas de sus películas hace muchos años. Y, si no recuerdo mal, me sorprendía que la cámara la pusiera a la altura del "hombre japonés". Es decir, a la altura de su cara sentada en el suelo. Sus composiciones perfectas del encuadre, aparentemente muy sencillas pero muy estudiadas. Su estudio profundo de la fotografía me conmovieron. Creo que usaba un objetivo, siempre el mismo, que se equipara al ojo humano. En la fotografía que has puesto se puede apreciar. La cara de Ozu me parece muy interesante y ese gorrito de tela que lleva es curioso y muy sencillo.

Un abrazo