Llámame Desiderio
Cuando Dexter Gordon se pasaba por España le gustaba convertir en una jam session el Madrid la noche de áquella época. Tendría que resultar cuando menos chocante verse con un dos metros, negro, plena Gran Vía, con el forro del instrumento al hombro. Y encima hablando raro. Dexter Gordon le gustaba retirarse espiritualmente en la Europa del la Guerra Fría; de París se iba a Copenhagen y en medio hacía escalas. Y de vez en cuando se dejaba caer por estos feudos. Cuentan los que le trataron, que era muy fácil tratarse con él. De noche, con el instrumento fuera del forraje. Me enteré, no sé si lo he dicho ya alguna vez, de que Joshua Redman se montó una jam session en un bar aledaño al Auditorio el primer año que vino a tocar a Zaragoza. En el 99. Me parece que en lugares civilizados si hablamos de jazz, ésa es una práctica común. Lo de montarla ante el barman del hotel hasta que no empiece a rondar el alba.
Cuando Dexter Gordon se venía a España no hacía ningún caso a la gente si no le llamaban Desiderio Gordón. En Dinamarca le tenían que llamar Ben Gordensen. A Dexter Gordon la vida (y la noche) le gustaba demasiado para no tratarla como si fuera una jam session.
2 comentarios
Olvido -
Besos, de jam
El ascensorista -