Cine de papel
Cuánto cine. Me lo dijo el librero cuando lo compré. Yo no supe qué responder, entre otras cosas porque aquel hombre no decía más que la verdad. Me gustó que fuera una edición gastada, con las hojas casi raídas, porque aquello era una librería de viejo, que todavía existe, pero que hace tiempo que no visito. El cine según Hitchcock existe en audio, porque las conversaciones entre Hitchcock y Truffaut se grabaron en cinta. Son más horas de las que tardas en leerte el libro. Truffaut hablaba un inglés casi como el que hablaría yo, como el de Encuentros en la Tercera Fase. Supongo que habrá alguna manera de que no haya lost in translation. Dicen los que saben que este libro hay que leerlo obligatoriamente antes de que vas a hacer una película. Miguel Ángel Lamata, que es de Zaragoza y además hace películas y además las escribe, nos nombró El cine según Hitchcock en el cursillo de guión de cine y televisión de hace dos años.
Cinèma (Memos) es el título en francés del libro autobiográfico que me leí en francés de David O. Selznick, usado, también de segunda mano y que me cogí del mismo lugar que el El cine según Hitchcock. Es un libro de correspondencias. De cartas que manda a todo el mundo. Todo el mundo era todo el mundo que tenía que ver en aquellos años con el cine. El libro es algo así como el de Groucho y sus cartas, que llegó a cartearse con T.S Elliot. David O. le admite a no sé quién que fue un tirano y que fue tras el dinero, pero que produjo algunas de las consideradas entre las más bellas obras de arte del siglo. Se inventó a Vivien Leigh, Jennifer Jones, y a Ingrid Bergman, que se la trajo de Suecia. Y de paso se trajo a Hitchcock de la Gran Bretaña. En los dos libros converge la historia mítica de Rebeca.
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javi -
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