El jazz de la cárcel

Junto a otro saxo alto, un maldito del jazz, Art Pepper, el trompetista Dupree Bolton y el batería Frank Butler, Morgan montó un pequeño grupo para matar las horas en prisión. Cuando el resto de presos se dedicaban a rondar el patio de recreo, ellos afinaban la nota improvisando libremente. A su ritmo recreaban el pequeño mundo de autonomía personal e independencia en su aislada fábrica de crear. Ésos eran los únicos y pequeños privilegios de los que gozaban, un hueco fugaz, pero eterno, en esos días de negro mate que ellos mismos se encargaban de transformar en su particular jam session de diversión.
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