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jácaras reales

A solas con Simone

A solas con Simone

No me gusta escuchar  muy fuerte la música y ya por ello la gente me dice. Será por eso de no molestar a los demás, porque no quiero que nadie escuche lo que escucho o porque no es sino otra manía más. Le acabo de bajar el volumen a un maravilloso disco que Annie Ross grabó con el saxo de Zoot Sims. Estaba demasiado alto o me ha entrado otro ataque. O que Annie Ross me lo pedía. O el cuerpo me lo pedía, o era el día, que se ha puesto a llover. Y eso que no es de noche. Hace un tiempo pasaba por una casa baja de Ciudad Jardín y alguien  se ponía bien alto el programa grabado del Cifu de la noche anterior. O discos. Y me daban ganas de gritarle “sí señor”. Y de hablar con alguien de jazz. ¿Por qué es tan difícil hablar con alguien de jazz?

La protagonista de La mujer rota, que es un libro que me he leído de Simone de Beauvoir, se pone música de jazz cuando quiere estar sola, que no es poco tiempo, porque el marido le engaña con otra. Aunque a veces la mujer rota no tiene ganas de escuchar músicas ni de oír ninguna otra historia. Simone de Beauvoir decía que el jazz negro era lo que era porque tenía "duelo, trabajo, sensualidad, erotismo, dicha, tristeza, rebelión y esperanza". Simone de Beauvoir tuvo dos veces suerte: haber nacido para vivir aquellos años y tener dinero y ver tocar jazz a los negros. Tampoco me gusta que me vean leyendo ni tampoco ver cómo leen a los demás. Y el libro de Simone me lo he leído bajito.

Algunas cosas es mejor hacerlas solas y en silencio.

2 comentarios

Ogigia -

Estoy con el ascensorista... ¿Sabes? a la Simone hay que creerla sólo relativamente pero bien es cierto que fue muy abundante y estupenda. Ojalá me acercara... Un saludo

el ascensorista -

No me gusta que me vean escribiendo.

Por cierto qué gran tenor es Zoot Sims.

Saludos