Desde el infierno

Ayer hice esta foto con el móvil cuando se había terminado el partido. El marcador ya lo habían apagado. Ganamos.
Ayer hice esta foto con el móvil cuando se había terminado el partido. El marcador ya lo habían apagado. Ganamos.
Y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde.
Benito Pérez Galdós, Episodios nacionales, Zaragoza.
Cuando el Zaragoza iba estas semanas en puestos de la gloria de la Liga, tuve a bien mantener la boca callada. Ahora que no militamos ya en la pléyade del cuarteto de cabeza y además contra Osasuna la hemos palmado, la abriré. Para decir que, a pesar de todo, está siendo una bonita temporada en la Romareda City. La Romareda se llama la Romareda porque la acequia que había donde ahora está el estadio se llamaba la romareda. Incluso puede que la romadera, punto que tengo que confirmar del todo. Me queda el consuelo de que del gran Diegol, que co-lidera el título de máximo artillero, voy a gozar hasta que llegue el año 2011. Más con sus dianas, de momento y rebus sic stantibus, si no se cruza en el camino el mal nacido poder del dinero. Diego Alberto Milito: un ariete tan soberbio que todavía no es consciente de lo soberbio que él mismo puede llegar a ser. El pibe.
Ayer por la mañana vi a Pablito. La cosa fue en el Pilar. En la plaza. Había unos japoneses que debían estar entrevistándole y tomando unos planos de recurso para montarlos luego. La cosa es que yo había ido acompañado (madre no hay más que una, etc, etc) a tomarle unas fotografías al manto floreado de la Virgen (Pilar 2006, que ya es historia) y ahí estaba él, Pablito, con un crío en los brazos aguantando a los japoneses (o igual eran chinos) en plena plaza del Pilar. La cosa es que tenía a Pablito a menos de la distancia que tiene el punto de penalti, pero aun con cámara en mano no me atreví a pedirle una instantánea conjunta, que es lo que hubiera hecho cualquier bien nacido que ame eso del arte en el fútbol, que es lo que estaba haciendo una pareja que al pasar por mi lado después dijo: “el piiiibe”. Pero en fin, ya dije alguna vez que yo, de natura, soy muy vergonzoso. Y bueno, que diría un argentino, tiempo tendré el sábado de ver a Pablito impartiendo cátedra. Y de decirle a mi compañero de butaca: vite, el otro día vi en el Pilar a Pablito.
PD aclaratoria: hoy en prensa explican motivo: Pablito salía de los juzgados de la plaza de Pilar porque Pablito quiere ser español.
La cosa se resume con unos pocos números: 10-16-12, 6-1, 4-1. Con una palabra que significa pesar causado por un desengaño. Con la cara que se me quedó la noche del 12 de abril, miércoles. Con la perla Cani. Con algún Diegol. Con las broncas entre uno que se va y otros que se quedan u otros que también se van. Con la esperanza, bordada en el escudo de tu corazón, de que tu equipo mete goles y goles y más goles hasta parar un tren.
Y sin embargo, las ganas que tenía yo de decir y 38.
Y qué digo yo ahora, que a ver si acaba la liga para ver si dejamos de sufrir. Que por unas cosas o por otras, aquí no hay quien gane, aunque se merezca como el día de hoy en Bilbao, ese campo maldito. Que no puedo decir nada, porque los números mandan. Que si juegas bien o juegas mal, esto no tiene remedio. Y a qué demonios digo yo todo esto si hoy no se va a hablar, y en las próximas fechas, más que del que gana, o sea, del que gana ligas, y copas, y no quiero volver a recordar el infausto 12 de abril en el Bernabéu, porque me entra algo que no me gusta y quiero acabar, por Dios, de una vez, esta maldita temporada (tranquilos, que ya termino)
Porca porca.